No sólo en África se mueren de hambre, las comunidades indígenas de Argentina, en la zona norte, luchan contra la desnutrición todos los días desde hace décadas, sin que el gobierno o el contexto internacional hayan hecho algo para solucionarlo. Según el reportaje de Rebeca Mateos, de Periodismo Humano, en lo que va de año han muerto al menos diez niños por causas directas o indirectas relacionadas con la desnutrición, los más afectados son los indígenas que suman un total de unas treinta mil personas.
Para Jonathan Félix, representante de 20 familias de la comunidad afirma que este tema ha permanecido sin salir a la luz porque no interesaba, pero que existe desde hace veinte años. “Acá hay mucha desocupación, ese es el tema, no hay trabajo. Antes la gente se mantenía de otra manera, sacaba alimentos del bosque. Ahora eso no se puede hacer”. Esto viene de la gran deforestación de bosques en Argentina y en la Patagonia Chilena, que están acabando con los recursos naturales del país y además obliga a la población indígena a la pobreza.
La Ley de Bosques del año 2007 que consiguió paralizar por un tiempo la deforestación llegó demasiado tarde. Según datos de Greenpeace Argentina, entre 1998 y 2002 la superficie deforestada en la provincia de Salta fue de 194.389 hectáreas, mientras que entre 2002 y 2006 se duplicó, tan solo unas 90.000 hectáreas menos que la totalidad de la superficie de España.
La Fundación ASOCIANA señala a las autoridades del país como los principales culpables ya que permiten que se destrocen los recursos naturales y se avasalle a la población por intereses de mercado. Paradójicamente, los campos de cultivo de soja, a favor de los que se deforestó la zona, han convertido a Argentina en uno de los países que más alimentos exportan al resto del mundo y han aumentado su PIB en un 9,5% en 2010. Frente a ese crecimiento externo, en el interior del país, las comunidades indígenas viven como pueden.
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